Dicho cambio en la economía trajo consigo nuevas transformaciones en el contexto comercial, nacional y tecnológico internacional.
El nuevo escenario económico regional ha estado siendo condicionado por el proceso de integración MERCOSUR ,el cual está teniendo una repercusión estructural en la conducta productiva de las empresas, en la definición de sus estrategias futuras de negocios y en las decisiones de inversión. De esta manera, ha comenzado a ser considerado como un amplio abanico de nuevas oportunidades comerciales y opciones productivas.
La situación actual podría describirse como de “rediseño de negocios”; es decir, de refundación o de re conceptualización de la actividad productiva y de las estrategias empresariales.
Si bien las PYME fueron adaptándose a las modificaciones económicas y de mercado del nuevo contexto macroeconómico, regulatorio y tecnológico las colocan hoy ante una situación de naturaleza distinta, que afecta a las raíces mismas de la empresa, sus objetivos, su modalidad de funcionamiento y toma de decisiones, sus ventajas competitivas y las capacidades y recursos requeridos, entre otras cosas. Los desafíos actuales de las PYME no son de simple ajuste transitorio , sino de transformación e innovación, lo que define un nuevo punto de partida con las consecuencias futuras que de ello se derivan.
Entre la variedad de estrategias posibles, una de las más viables para enfrentar la competencia derivada de las aperturas económicas, es el esquema de asociatividad bajo el modelo de Distritos Industriales (clusters). Estos constituyen un tipo de ámbito competitivo donde las interacciones entre las empresas PyME facilitan la existencia de una gran rivalidad y diversidad competitiva de forma que los resultados son altamente competitivos para el conjunto.(*)
(*) Perego, Luís Héctor; “Competitividad a partir de los Agrupamientos Industriales, Un Modelo Integrado y Replicable de Clusters Productivos”, Universidad Nacional de La Plata, Argentina, 2003.
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